domingo, 24 de mayo de 2009

LA MENTE NO COMPRENDE UN “NO” COMO RESPUESTA


Como vimos en los dos últimos párrafos, nuestro cerebro como todo lo identifica en imágenes mentales, le es imposible identificar una no-imagen de algo o de alguien, lo que grafica nuestra mente es lo que pretendemos negar, ignorando la palabra “no”. Si el lector tiene niños, sabe de lo que estamos hablando, así por ejemplo les ordenamos a los niños que no hagan algo y eso es precisamente lo que hacen, por ello las órdenes o instrucciones que hagamos siempre tienen que ser en positivo para que sea oído y visualizado por nuestra mente. Por ejemplo tenemos que salir a hablar en público, no podemos decir: “quiera Dios que no me olvide lo que voy a decir”, pues lo más probable es que lo olvidemos; a diferencia, si decimos: “estoy seguro de mi mismo y recordaré todo mi discurso”, lo cual hará que recordemos lo que hemos planificado.

Comprender la incapacidad del cerebro para la negación nos servirá para el momento de preparar nuestro mundo interior y efectuar nuestra visión, pues crearemos nuestras imágenes siempre en positivo. Por ejemplo si queremos ser activos y trabajadores y dejar la pereza, no podemos emplear las frases como: “no quiero ser perezoso”, sino tenemos que cambiarla por “quiero ser activo y trabajador” y así nuestra mente cree la imagen mental de una persona activa y trabajadora, y esta sea una frase interna repetitiva permanentemente, para que de esta forma atraigamos lo que queremos, que las cosas se van a dar si tenemos fe ciega que lo conseguiremos, con paciencia y perseverancia, recordando siempre que: “la carrera del millón de pasos empieza con el primer paso” y que: “El mayor límite que pueda imponerse un hombre es su límite mental”, así que apunte alto, sin miedo, que si luego baja un poco de todas formas habrá conseguido una resultado satisfactorio; “piensa en grande para que seas grande”, que con fe lo conseguirás, y “el mejor remedio contra el miedo es la acción”, que este se disipará durante la acción. El actuar le desarrollará un hábito al estilo del filósofo Thackeray: “Siembra un pensamiento y cosecharás una acción; siembra una acción y recogerás un hábito; siembra un hábito y recogerás un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino”.