domingo, 23 de agosto de 2009

EL TELESCOPIO DE LA MENTE SUBCONSCIENTE


Siempre hay la posibilidad de tener elección en que deseamos ponerle atención, te has preguntado alguna vez cual es el orden de los colores en los semáforos: ámbar, rojo y verde, y cual es el más grande de todos, muchos en estos momentos, téngalos por seguro que van a dudar, cual es la ubicación; igualmente, van a vacilar, si se le pregunta del tipo de numeración que tienen las manecillas del reloj que uno tiene en la pared de su casa o de su trabajo: será romano o arábico; eso ocurre, porque nosotros decidimos a que debemos ponerle atención en nuestra vida. De la misma forma, ocurre en nuestra vida, depende a que decidimos prestarle atención; incluso hay personas que se paran quejando a cada momento sobre su vida calamitosa, de sus sufrimientos, su vida es un martirio eterno, es un lloriqueo sin fin, sin saber de que pensando permanente en sus carencias no va a mejorar en un ápice su vida, todo lo contrario lo va a ahondar.

A propósito el orden de las luces del semáforo son verde, ámbar y rojo, siendo la luz roja la de mayor tamaño, y en el caso del reloj depende de cada persona, y en mi caso es el romano. Por ello debemos tener cuidado en que presta fijación nuestro ojo mental, que es lo importante para él. Alguna vez vi una obra en el Teatro Británico de Lima Perú, en el cual estaban los dos personajes más ilustres del siglo XX y en forma simultánea, una era el científico Albert Einstein y el otro era el pintor Pablo Picasso, en el cual le preguntan a cada uno que ve en un cuadro pintado en una taberna en París en 1904, en la cual los dos habían asistido, y el primero lo que vio fue un pedazo de tela 90 por 50 cms., pintada de colores, enmarcada en unos listones de madera de 10 cms., donde no hay una simetría en los paisajes y en las cuales estaban las ventanas en forma desigual, en cambio para el pintor, veía un paisaje donde el sol iluminaba brillantemente el hermoso paisaje que estaba al costado de la casa, donde se veía que había mucha alegría y los verdes valles con mucha abundancia.

Como se puede apreciar, ante un mismo hecho, ambos vieron dos cosas distintas, porque cada uno veía desde su propia perspectiva, desde su propio ojo mental, que era lo importante para cada uno, de acuerdo a sus propias experiencias pasadas, de acuerdo a su acondicionamiento mental que tenga. Cierta vez llegaron a una ciudad nuevos vecinos, y una vecina antigua que estaba al frente de estos nuevos vecinos empezó a criticarlos, mencionando que eran unas personas muy sucias y que todo lo tenían muy desaseado; ello hasta que un día, comentándole a otra vecina sobre este hecho, esta lo que hizo fue limpiar las ventanas de la casa de este vecina chismosa y criticona, y puso observarse que los vecinos eran bastante limpios y aseados, y lo que estaba sucio eran las ventanas de la vecina criticona. Igual ocurre en la vida, tenemos que limpiar las ventanas, los lentes de nuestra mente, para que podamos apreciar diáfanamente como son los sucesos de nuestra vida, de ver de la mejor manera.

Para poder pensar debemos tener la mente limpia y fresca, para que puedan aflorar las innovaciones y dar carta libre a la creatividad de nuestro pensamiento, como en la historia de: “El hijo más sagaz”:

“Una historia de Etiopía nos presenta a un anciano que, en su lecho de muerte, llamo a sus tres hijos y les dijo:”
“- No puedo dividir en tres los que poseo. Eso dejaría muy pocos bienes a cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente, más astuto, más sagaz. Dicho de otra forma, a mi mejor hijo. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Tomadla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedara con todo”.
“Se fueron”.
“El primer hijo compró paja, pero solo consiguió llenar la casa hasta la mitad”.
“El segundo hijo compró sacos de pluma, pero no consiguió llenar la casa mucho mas que el anterior”.
“El tercer hijo -que consiguió la herencia- solo compro un pequeño objeto. Era una vela. Espero hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz”.


Si queremos ser felices, si deseas que hoy sea el mejor día de tu vida, hay muchas cosas en la vida por estar felices, primero, que puedes leer, que muchas personas no tuvieron esa fortuna, de que estás vivo y que tienes tus facultades en perfecto estado, que puedes apreciar el sol que sale cada día, que puedes tomar tus alimentos, situación que otros no lo pueden hacer, que lejos de las malas noticias, también hay cosas por estar felices, solo tenemos que saber a donde enfocamos nuestro interés, y si queremos progresar, tenemos que poner nuestro lente en aquello que nos hace ir hacia adelante, que nos empuje hacia nuestro desarrollo personal e intelectual.