domingo, 20 de septiembre de 2009
LA MENTE PUEDE PROGRAMARSE PARA LA DERROTA Y EL PESIMISMO
Todas las cosas que pensamos o hacemos, es producto de información anterior con que cuenta nuestro subconsciente, sea que esta la hayamos obtenido consciente o inconscientemente, pues esta está grabada de manera permanente en nuestro cerebro. La buena noticia, es que como nuestro cerebro en ese sentido funciona como CPU, la programación puede ser borrada y grabada nueva información, que sea más conveniente a nuestros intereses.
La mala noticia es que permanentemente estamos siendo bombardeados por noticias negativas o malos augurios, tanto en la prensa como en la televisión, porque son las noticias que venden, lo cual hace que nuestro subconsciente sea más vulnerable a este ataque inmisericorde; por ello, recomendamos no ver las noticias de la televisión, ni escuchar las de la radio, pues uno no puede discernir los tipos de noticias que deseamos escuchar; por ello, si se desea enterarse de las noticias, es preferible comprar diarios serios de circulación nacional o verlo por Internet, que es como lo hacemos los que estamos en inmersos en la calidad total y la excelencia, por cuanto, de esta forma podemos discernir y elegir, lo que deseamos leer y sin imágenes que nos perturbe mentalmente. También sugerimos que antes de empezar a leer las noticias, pensemos en situaciones positivas, optimistas, de alegría, cosas que hacen sentirnos felices y orgullosos, pues con ellas hacemos que blindemos nuestro cerebro de una coraza, para poder soportar la carga negativa que la mayoría de noticias contiene, y poder recuperarnos del impacto de estas emociones negativas.
Igualmente, la influencia de la sociedad y nuestros padres, que por lo general están con mentalidad negativa, porque no han sido enseñados, ni entrenados para poder programar su mente positivamente, lo cual crea un círculo vicioso, del cual no pueden salir la mayoría de nosotros.
Los seres humanos, nos condicionamos con ideas limitantes que impide nuestro desarrollo personal, incluso cuando haya desaparecido la causa que lo originó. Estas programaciones destructivas, los fracasos anteriores, las críticas o chascos del pasado nos disuaden a aspirar a algo mejor. Estas programaciones pesimistas han venido de nuestros padres, amigos, familiares, conocidos, los cuales sin querer nos han programado limitativamente, haciéndonos creer que no somos capaces para tener éxito en la vida; y la peor programación es la que uno se hace a si mismo, repitiéndose a si mismo frases nefastas como. “esto es mucho para mi”, “si fulanito de tal que era mejor que yo, no pudo, yo tampoco podré”, “me siento siempre cansado”, “nunca podré conseguir un ascenso en mi trabajo”, etc.. Estas programaciones, tal vez no fueron adrede, lo dijeron en un momento de ofuscación, a lo mejor en broma, pero nos marcan para toda la vida. O tal vez porque los que nos han rodeado han fracasado recientemente, no tenemos porque pensar que también vamos a fracasar nosotros, claro que eso nos puede intimidar, pero no limitar, ni menos persuadir a no intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo. Ten siempre presente en cuenta, que cada pensamiento que tengamos en nuestra mente tiende a manifestarse en nuestra vida y que el subconsciente siempre actúa como un parlante, como una lupa.
Amigo lector recuerde que el moldeamiento de la figura ocurre en la arcilla, pero no en lo seres humanos, somos distintos, nosotros si estamos en condiciones de poder cambiar, podemos modificar las programaciones que tuvimos de niños; claro que estamos de acuerdo, que esto no es fácil, ni se logra de la noche a la mañana, se tiene que uno tomar su tiempo; pues la barrera construida es de años y destruirla toma su tiempo, pueden ser semanas o meses, dependiendo del interés que le pongas. Nuestro cerebro es como una computadora, con un disco duro, el cual es regrabable y se puede borrar la información anterior, y colocar nueva información positiva y optimista, que renueve nuestra personalidad, con un magnetismo irresistible, capaz de obtener todo deseo que antes creíamos imposible.
Hay una parábola aleccionadora, llamada: “Depende de la forma”, en la cual nos enseña, que podemos triunfar, aún cuando otros hayan perdido, dependiendo como lo enfrentemos, y usando la estrategia adecuada:
“Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño”.
“- ¡Qué desgracia Mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad”.
“- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!”
“Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos”.
“Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado”.
“Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:”
“- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes”.
“Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro”.
“Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:”
“- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro”.
“- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse”.
“- De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas”.
“- La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado”.
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