domingo, 7 de junio de 2009
EL ENGAÑO A LOS DEMÁS ES CRITICABLE, PERO MÁS CRITICABLE ES EL ENGAÑO A UNO MISMO
No hay peor mentira que uno se dice a sí mismo, que es: el día de hoy es un mal día para actuar, mañana, pasado o la otra semana será mejor actuar, nunca hoy, siempre dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy, y que hay que esperar. Esta es una mentira que no nos permite progresar, porque lo único que hacemos es posponer nuestro desarrollo y nuestros sueños para después, cuando ello no puede esperar.
Se dice que “la mentira tiene pies de barro”, como en la siguiente nota humorística:
“Querida el jefe me pidió que lo acompañara a pescar, iremos con importantes clientes y estaremos afuera una semana. Esta es la oportunidad que estaba esperando para mi promoción Puedes por favor empacar ropa suficiente para una semana, mi caja de pesca con los anzuelos y la caña de pescar. Los pasaré a buscar a la tarde cuando me vaya al aeropuerto. ¡Ah! se me olvidaba, agrega por favor mi pijama azul de seda”.
“La esposa empieza a pensar y haya muy extraño que necesite un pijama tan delicado para ir de pesca, pero como buena esposa hace lo que el marido le pidió”.
“Una semana después vuelve el marido muy contento, aunque cansado”.
“La esposa le pregunta ¿cómo estuvo la pesca?”
“Uff! Pescamos todo, no dejamos truchas para los demás”.
“Pero, por que no empacaste mi pijama azul de seda que te pedí”.
“Pero si lo hice mi amor ¡estaba en la caja de pesca!”.
“Moraleja”
“La inteligencia es algo que se adquiere poco a poco y con sacrificio pero que bien hace y sirve cuando se la aplica”.
No nos ocurra lo que le pasó al joven de la siguiente historia llamada: “No lo dejes para mañana”, en la cual por no atreverse hoy, no pudo cumplir uno de sus sueños:
“Había una vez un chico que nació enfermo. Una enfermedad que no tenía cura. Con 17 años y podría morir en cualquier momento. Siempre vivió en su casa, bajo el cuidado de su madre. Ya estaba harto y decidió salir solo por una vez. Le pidió permiso a su madre y ella aceptó”.
“Caminando por su cuadra vio muchas tiendas. Al pasar por una tienda de música y ver el aparador, notó la presencia de una niña muy tierna de su edad. Fue amor a primera vista. Abrió la puerta y entro sin mirar nada que no fuera ella. Acercándose poco a poco, llegó al mostrador donde se encontraba ella. Ella lo miró y le dijo sonriente: "¿Te puedo ayudar en algo?" Mientras él pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida. Sintió deseos de besarla en ese mismo instante. Tartamudeando le dijo: “Si, eeehhh, uuuhhh...me gustaría comprar un CD”. Sin pensar, tomó el primero que vio y le dio el dinero. “¿Quieres que te lo envuelva?” - Preguntó la niña sonriendo de nuevo. El respondió que si, moviendo la cabeza; y ella fue al almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo. El lo tomó y salió de la tienda. Se fue a su casa, y desde ese día en adelante visito la tienda todos los días para comprar un CD. Siempre se los envolvía la niña para luego llevárselos a su casa y meterlos a su closet”.
“El era muy tímido para invitarla a salir y aunque trataba, no podía. Su mamá se enteró de esto e intentó animarlo a que se aventara, así que al siguiente día se armó de coraje y se dirigió a la tienda. Como todos los días compro otra vez un CD, y como siempre, ella se fue atrás para envolverlo. El tomo el CD; y mientras ella no estaba viendo, rápidamente dejo su teléfono en el mostrador y salió corriendo de la tienda...
Ringggg !!! Su mama contestó: ¿Bueno?, era la niña, preguntó por su hijo; y la madre desconsolada, comenzó a llorar mientras decía: “¿Que, no sabes?... murió ayer”. Hubo un silencio prolongado, excepto los lamentos de su madre. Más tarde; la mamá entró en el cuarto de su hijo para recordarlo. Ella decidió empezar por ver su ropa, así que abrió su closet. Para su sorpresa se topó con montones de CD envueltos; Ni uno estaba abierto”.
“Le causó curiosidad ver tantos y no se resistió; tomo uno y se sentó sobre la cama para verlo; al hacer esto, un pequeño pedazo de papel salió de la cajita plástica. La mama lo recogió para leerlo y decía: "Hola!!!, estás super guapo, ¿quieres salir conmigo?". TQM.... Sofia. De tanta emoción, la madre abrió otro y otro, encontrando pedazos de papel en varios CD; y estos decían lo mismo”.
“Moraleja:”
“Así es la vida, no esperes demasiado para decirle a ese alguien especial lo que sientes. Díselo hoy. Mañana puede ser muy tarde”.
La felicidad no puede esperar, solo tenemos el presente y tenemos que aprovecharlo al máximo, cada minuto tenemos que vivirlo intensamente como si fuera el último, no posponiéndolo, recordando que la felicidad no está en el final del camino, sino se da en el camino mismo, y solo nos queda andarla ahora y ser feliz en ese lapso, porque siempre debemos de recordar que el tiempo es oro y no lo desperdiciemos en cosas negativas como la holgazanería, hacer cosas inútiles o que no sean productivos para nosotros o para la sociedad. En ese sentido Elsa Bornermann en su poema: “Hoy estoy vivo”, relata que no existe un día más bello que el de hoy, expresando literalmente:
“La suma de muchísimos ayeres forma mi pasado.
Mi pasado se compone de recuerdos alegres, tristes...
Algunos están fotografiados y ahora son cartulinas donde me veo pequeño, donde mis padres siguen siendo recién casados, donde mi ciudad parece otra.
El día de ayer pudo haber sido un hermoso día...
Pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás. Corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado.
Acaso el día de mañana amanezca aún más hermoso...
Pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte. Corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor.
Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir cómo cada instante me dice: ¡Presente!
Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego ni pasarlo en limpio... Como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana: es un lugar que todavía no existe.
Ayer, fui. Mañana, seré. Hoy, soy.
Por eso, hoy te digo que te quiero...
hoy te escucho...
hoy te pido disculpas por mis errores...
hoy te ayudo...hoy comparto lo que tengo...
hoy me separo de ti sin guardarme ninguna palabra para mañana...
Porque hoy respiro, transpiro, veo, pienso, oigo, sufro, huelo, lloro, trabajo, toco, río, amo... Hoy. Hoy estoy vivo.
Como tú.
También existe una historia muy bella denominada: “Amar la vida”, que nos indica que hay que vivir el día como si fuera el último de nuestra existencia:
“Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph”.
“Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro”.
“¿Dónde aprendió a comportarse así?", le preguntó el profesor. “En la guerra”, contestó Ralph”.
“Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura”.
“Me acostumbré a vivir paso a paso” -explicó. “Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo”.
“Me parecía que cada paso era toda una vida”.
“Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película que ya vimos”.
“Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran aventura”.
“Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más”.
“Ama más quien más ha servido, porque aprecia su vida y la de los demás”.
Cada mañana que me levanto, el cual es muy temprano, incluso de madrugada de cuatro a cinco de la mañana, en el más completo silencio, completamente solo, lo dedico para mí, y lo primero que hago es darle gracias a Dios por haberme dado un día más de vida, de tener todos mis órganos en perfecto estado, de permitirme ver la salida del sol, el cantar matutino de los pájaros, disfrutar el milagro de la vida y de los dones que tengo dentro de mí, hago una lista de las cosas por la que me siento agradecido y lo agradezco; asimismo, tengo la costumbre de sentir gratitud por adelantado por el gran día que voy a empezar, como si ya lo tuviera; para luego empezar mi jornada, diciéndome a mi mismo, hoy es un día maravilloso, el cual aprovecharé al máximo, no permitiendo distraerme en cosas banales de la vida, y luego tomar un desayuno alimenticio, sano y natural, para emprender a renglón seguido nuestro trabajo, que si lo tenemos que luchar por mantenerlo y vivir el día a plenitud, sabiendo que será el mejor día de mi vida, cualquiera sea el escenario en que se desarrolle, pues si existe alguna dificultad, ello permitirá que crezca como persona y profesional, sabiendo que son las dificultades las que nos permiten crecer, que los marinos no aprenden a navegar en aguas dóciles, sino todo lo contrario se aprende en aguas tormentosas y en situaciones hostiles, de la naturaleza o del hombre.
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